A veces no se para uno a pensar -especialmente al escribir en un blog- en que la vida transcurre con todos sus eventos y que uno no está siendo puntual al relatarlos. En realidad es toda una contradicción el hecho de que este blog se llame Aventuras en Asia y que ya hace poco menos de un año y medio que relata algunas aventuras en México, que es nuestro país de origen.
En medio de esa reflexión, hemos considerado hacer de este post un breve relato autobiográfico de nuestra familia a fin de que se entienda el porqué de nuestra estancia en Asia y el porqué de nuestro regreso a México. Tal vez a algunos de nuestros pacientes lectores les genere interés el conocer nuestras motivaciones. Pasemos pues a ello:
Los dos nacimos en la ciudad de México y nuestro único hijo también. Nuestra fuente de ingresos fue un negocio familiar dedicado a la fabricación de autopartes y que lo fue de toda la familia durante más de 35 años. Por allá de los años 93 o 94 y como consecuencia de la competencia que desató la globalización, tuvimos la oportunidad de asociarnos a una empresa norteamericana que se desarrollaba en el mismo campo que nosotros y la tomamos. Unos años más tarde, a raíz de la compra de esa empresa por parte de una transnacional sueca y en vista de las circunstancias del momento, nos vimos forzados a vender nuestra parte a dicha transnacional.
Ante este cambio brusco de vida, tratamos de hacer algún nuevo negocio, pero siempre desconfiando de la política PRINCIPALMENTE especialmente en estos tiempos en que por algún motivo, y en casi todo el mundo, parece hacer las cosas difíciles para los empresarios chicos y medianos que no tenemos algunas de las ventajas de las que gozan los grandes capitales.
Nuestro hijo recibió una educación fuera de lo convencional primeramente porque estudió en una escuela internacional e hizo su carrera de literatura en E.U. A los 22años cuando le parecía que se comía el mundo porque la vida le había sonreído tanto a él como a la familia, comienza lo que muchos cristianos dirían nuestro calvario, empezando porque el año en que él se graduó paso lo de las torres gemelas de tal modo que sus proyectos y empleo que tenia prometido en la ciudad de Nueva York, se vinieron abajo.
Regresando a México, nuestro hijo ayudo en algún nuevo proyecto a su papá y comenzó una segunda carrera en la Universidad Anáhuac, para terminarla (según sus sueños de entonces) en Barcelona. Comienza a estudiar catalán y a preparar todo para partir, cuando unos amigos le proponen unirse a un proyecto en Argentina y decide tomar el reto.
Este proyecto se complica mucho y al no sentir que funcionaria como se planeó, decide hacerse a un lado. Como ya desde hacía tiempo y en forma paralela se había metido en el mercado de las traducciones, se queda a vivir en Buenos Aires dedicándose a eso durante algo más de medio año disfrutando la vida porteña y adentrándose en la vida y cultura de esa ciudad. Mientras eso ocurría planea una aventura de un año por Asia, por lo que regresa a México para compartir con nosotros este proyecto y ahorrar dinero para ese año de aventuras.
Unos seis meses viajando por India (al mismo tiempo traduciendo) y luego temporaditas en diferentes países de Asia, los lleva a Bangkok forzados por el monzón y quedan encantados de esta ciudad tan sui generis. Se quedan otro medio año allí y Marcel comienza a ver posibilidades de negocio con artículos Tailandeses, así que manda algunas cosas y comenzamos a probar con conocidos.
Ante el entusiasmo nuestro y de quienes nos compraban esta mercancía, nuestro hijo vuelve a dar un salto en sus proyectos y nos propone que nos vayamos a vivir al menos un año a Bangkok y que lo combinemos con diversión y búsqueda de negocios. Viene a ayudarnos a quitar nuestra casa, vendimos prácticamente todo lo que habíamos acumulado durante más de treinta años de vida común, dejamos rentada la casa y partimos hacia Bangkok sin haber estado nunca en ningún país Asiático.
Nuestras primeras impresiones algunos de ustedes ya las han leído en éste blog que abrimos mi marido y yo al poco tiempo de encontrarnos allí. Fue una experiencia tan diferente que ambos perdimos peso, pero vivimos en año y medio con más intensidad que muchos de los años de vida juntos.
Los amigos y familia aunque no expresaban su sorpresa e incluso el pensamiento de que habíamos enloquecido, nosotros lo notábamos por los comentarios que nos hacían.
En algún relato seguramente hice alguna referencia, pero no con detalle. No sabía con certeza si el regresar era adecuado o no, pero al mismo tiempo que parecía necesitar un impulso el negocio que habíamos comenzado, nuestra única casa parecía que se vendía.
Así que al juntarse estas dos cosas y con los ahorros ya bastante al límite, tomamos la decisión de que solo Juan viniera. Ya aquí en México como habíamos comenzado a enviar piercings de plata y oro a México que se estaban vendiendo bien, decidimos que me vendría también yo para seguir impulsando esto. Cuando llegué, el negocio del piercing parecía crecer y los piercineros decían que lo que estábamos importando de Tailandia era de lo mejor. Hasta la fecha pienso que así es, pero en México la moda del piercing y el tatuaje todavía no tienen la aceptación que en otros lugares del mundo y pareció estancarse aquí en la ciudad de México donde teníamos los clientes.
La opción era entonces comenzar a viajar a provincia (principalmente a las playas), cuando nos damos cuenta de que ya teníamos en nuestras manos un producto estrella y que solo había que afinar todo.
Este producto nuevo que apenas hace un mes introducimos en las tiendas Sanborns y hace solo una semana en Liverpool, se está vendiendo muy bien porque nos esforzamos en que sea el mejor producto de limpieza de metales y joyería que hay hoy en el mercado mexicano. Esto lo digo sin ninguna duda, porque lo hemos comprobado antes de hacer o tener idea que haríamos negocio con él. Solo queríamos darles un buen servicio a nuestros clientes del piercing. Quien iba a decir que ahora ya no vendemos piercings para concentrarnos en SILVER BRITE y algunas otras importaciones.
Después de todo este tiempo, hoy nos sentimos contentos con los resultados obtenidos con tanto tesón y esfuerzo, aun en tiempos de crisis. Esto nos dice que nada está escrito y para demostrarlo solo hay que ver el derrumbe que ha tenido la economía y sobre todo la parte bancaria y la financiera mundial.
Esta experiencia con nuestro hijo a nosotros nos deja la enseñanza de que nunca debemos ver a la juventud con arrogancia, pues quien les dirá que serán los hijos los que aportaran las nuevas ideas a aquellos que los enseñamos un día a todo. Para nosotros esta siendo una experiencia enriquecedora por donde la veamos, porque hemos combinado la experiencia nuestra (especialmente de mi marido), con el carácter intrépido y siempre inquieto de nuestro hijo generador de ideas y proposiciones.
Así que próximamente les platicare de donde creo le nació a nuestro hijo y a la vez a nosotros también el afán de aventura y de movimiento continuo aun cuando ya no se tienen veinte ni treinta años de edad.........
Sanuk
sábado, junio 27, 2009
Retrospectiva
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