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martes, junio 10, 2008

Tepoztlán sitio sagrado.


Muy cerca de la Ciudad de Cuernavaca, hay una población a solo 15 minutos en coche que se llama Tepoztlán. Es un lugar precioso que a nosotros nos cautiva siempre que vamos. Está rodeada de unos cerros (la sierra de Tepoztlán), entre ellos el llamado Tepozteco. Son varios, prácticamente sin vegetación y con unas formaciones muy interesantes. Las fotografías que se pueden obtener de ellos pueden ser espectaculares. Mucha gente hace alpinismo aquí y otros deportes del tipo escalada.




En la población, gracias a que la gente es muy aguerrida y en muchos casos incluso violenta, no se han podido desarrollar hoteles, campos de golf, ni ninguno de los conceptos turísticos modernos. Claro que esto siempre molesta a los capitalistas extremos y da como resultado muchas criticas entre la clase mexicana de dinero; aunque también algunas personas de no tanto dinero (pero que tontamente creen pertenecer a este exclusivo club de ricos), critican de igual forma, argumentando el progreso económico que se supone estos proyectos traen. Yo siempre me pregunto si esta forma de progreso realmente lo es.

La verdad es que la población se conserva muy auténticamente mexicana. No hay edificaciones altas ni comercios o restaurantes de cadenas trasnacionales. La gente es altamente politizada y defiende sus derechos contra viento y marea. La comida es completamente mexicana en su elaboración y sabor y por lo mismo tienes muchas opciones culinarias. La comida mexicana es muy rica (no porque yo sea mexicana) y en Tepoztlán puedes saborear muchos platillos sin pagar grandes cantidades de dinero si seleccionas con cuidado el lugar en donde comes.


Tiene el lugar una especie de magnetismo real por la forma en que queda rodeado por estos enormes riscos que dan sensación de envolvimiento y esto crea a su vez una energía que se percibe en el ambiente. Mucha gente sube al Tepozteco a cargar energía y es frecuente encontrar arriba del cerro en el que se encuentra una pirámide prehispánica, personas meditando o solamente sentadas en posiciones de relajación o meditativas. La mayoría de la gente que concurrimos a este lugar, vamos buscando cierto esoterismo, espiritualismo y alejamiento de las metrópolis que suelen ser tan avasalladoras en muchos sentidos.




A mí y a Juan siempre nos atrae la idea de quedarnos por algún tiempo y vivir unos días el día a día de sus habitantes. Gente sencilla que contrasta con la opulencia que se esconde dentro de algunas mansiones con muros altos para ocultarla y que llega a ser grosera para los que apenas tienen lo indispensable para subsistir. Sin embargo y gracias al comportamiento de su gente, Tepoztlán mantiene a raya la actitud de prepotencia creando un ambiente que (superficialmente al menos), no choca como el de otros lugares de fin de semana cercanos a la ciudad. Para entender esta incongruencia social, pero que convive (no se si muy en paz, porque el indio todavía no levanta la voz muy alto), les recomiendo ver la película que recientemente produjo el gran actor mexicano que muchos de ustedes conocen, Gael García.La película se llama "Déficit" y retrata muy bien este racismo (que no es notorio para el extranjero) que en mi país existe más entre la propia gente que con los que vienen de fuera.

Esto es difícil de explicar porque somos un pueblo que todavía no encuentra bien su identidad, viviendo en una eterna confusión. El hecho de que el origen del Mexicano en gran porcentaje sea resultado de la mezcla del español con indígena, pero con la herencia de una discriminación al indio por parte del conquistador, no resulta fácil de asimilar todavía después de casi 500 anos de esta conquista.

En Tepos (como lo llaman muchos mexicanos) los sábados y domingos se instala un tianguis (mercado callejero mexicano) en donde los indígenas y comerciantes de todo tipo venden sus mercancías. Las artesanías son muy variadas y bonitas, además con precios muy accesibles. Recorrer este "Tianguis" es todo un deleite. Nunca faltan las típicas fritangas mexicanas acompañadas de sus dulces, jugos y aguas frescas de sabores.

La cara de estos indígenas, con una expresión que es una especie de tristeza, resentimiento o resignación por aquello que difícilmente se podrá cambiar es algo digno de observar. Estas personas con menos mezcla que en la ciudad y con una alimentación más balanceada y con menos exceso de comida chatarra, son físicamente más atractivas a nuestra vista.

Mujeres bonitas con sus rasgos indios, sus vestimentas igualmente autóctonas (o simplemente sencillas), hacen de la mia una raza realmente de bronce. Ellos y ellas, con sus caras maltratadas por el sol y sus cuerpos fuertes por el trabajo pesado, no se permiten echar tanta barriga como en otros lugares. Interesantes caras con arrugas profundas que lejanamente de verse antiestéticas y despertar deseo de quitarlas, dan una expresión al rostro de verdaderas vivencias.




Las nieves de frutas naturales y de sabores extravagantes son muy famosas en este lugar. Hay unas típicas heladerías que hay que visitar. Ahora también nos encontramos con la novedad de que además de tomar buen café en algunos sitios, se ofrece el típico chocolate mexicano elaborado como antaño y preparado en varias formas. Los productos naturistas abundan al igual que velas, jabones, inciensos y artículos para aromaterapia. Este lugar ofrece servicios de estilo spa. Los hotelitos que en su mayoría tienen un sabor increíblemente mexicano, poseen el típico "Temascal" (especie de sauna mexicano) y ofrecen servicios con todo y ceremonia como se hacia hace cientos de años.


Estos Temascales se conocen como "la casa del sudor", su significado literal en Náhuatl es "la casa del baño", de teme, baño, y cali, casa. Los aztecas utilizaban mucho el baño de temascal, no únicamente para su limpieza personal diaria, sino como un eficaz tratamiento para cierto tipo de enfermedades, y en una dimensión mucho más compleja, como la ceremonia ritual de purificación e iniciación. El Temascal con su forma de iglú representa al vientre materno de la madre tierra y de alguna manera lo que se experimenta es un renacimiento. La puerta representa al útero de donde salimos de nuestra madre y el entrar de nuevo es un acto sagrado de regresar por donde vinimos al mundo, el interior oscuro, caliente y húmedo nos contiene y protege como el vientre de nuestra madre nos contuvo y nos protegió.



Sanuk