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sábado, abril 10, 2010

Semana Santa en Chalma y el sincretísmo religioso.

Sólo llegar a Chalma las imágenes y recuerdos invadieron mi cerebro, porque hemos estado decenas de veces en nuestra no tan corta vida en este lugar.
Todo igual, pero nunca habíamos decidido ir en un Sábado de Gloria como elegimos este año.
Chalma es un pueblo en el Estado de México como a 60 km. por la carretera México Toluca, tomando la desviación en la Marquesa (parque de recreación o reserva ecológica).Toma su tiempo llegar al lugar y más en un día como el que menciono, porque demasiada gente haciendo día de campo por el bosque y dirigiéndose a algunos pueblos a pasar el día o varios días.



Lo típico es visitar la famosa iglesia del pueblo con su Cristo negro y recorrer el mercado.



Para llegar a esta iglesia, es obligación pasar por todos los puestos de este mercado que se alinean a los lados por el camino angosto y con escalones que conducen a ella. Se va bajando hasta topar con la iglesia muy típica de pueblo Mexicano, pero nada espectacular en su arquitectura.
Chalma no es un lugar turístico y mucho menos se encuentra uno con extranjeros, porque no es el típico lugar que se visita si no se conoce a algunos personajes locales y extraños como nosotros.

Esta iglesia es visitada por miles de personas Mexicanas de todos los pueblos de esta zona del Estado de México, porque se considera que el Cristo negro que se encuentra en ésta, es muy milagroso.

Aunque uno no sea religioso como no somos nosotros, no me deja de sorprender la religiosidad que practica mi gente por estos lugares.
Este día en particular por ser un día de Gloria según la tradición católica (religión que se practica en México en un 90%), se acostumbra tener vacaciones para realizar "supuestamente" los ritos religiosos, estar de fiesta el sábado de Gloria por la resurrección de Cristo y mojarse con agua. Tuvimos suerte de que no nos mojaran en este recorrido hacia la Iglesia, porque la mayoría de las personas que se encontraban, parecían empezar a regresar del letargo meditativo (de algunos y otros el exceso de comida y bebida) en que se asumen durante estas fiestas. Los días anteriores a este sábado, se suponen de dolor (para algunos por la crucifixión), aunque de fiesta para otros que con esta excusa se suman a esta conmemoración y celebración. En el fondo yo veo que todo es más tradición que religión, pero reina siempre la confusión.

En algun lugar se podia leer un anuncio que decia asi: "TIERRITA SANTA PARA COMER" Me pregunto si alguien comprará esto y si realmente es tierra, o sólo es algun alimento como el pinole que se bautiza con este nombre.

Mucha gente acampando en donde se puede, mal comiendo, bañándose en la cascada con rio que se encuentra a un lado del templo y desde luego, dejando a su paso una cantidad de basura que seguramente se irá desperdigando con el correr de los días. Pero quiero creer que los que hacen negocio, después limpiaran algo.
Caras de cansancio, con cierta satisfacción por haber cumplido ritos que la iglesia ha inculcado a éste mi pueblo. El nombre de un restaurante decía asi: "EL HUARACHE DEL PEREGRINO".

Los puestos siempre muestran una serie de artículos mezclados unos con otros, que son dignos de la observación minuciosa.


Porque al lado de un Cristo crucificado, bañado en sangre y con gestos de dolor, puede encontrarse una bolsa de cuero de la zona, un sombrero gracioso y hasta artículos de origen Chino.




No faltan los amuletos de todo tipo, desde los religiosos hasta los Orientales que hoy con una confusión también digna de un estudio sociológico y antropológico, traen esperanza a un pueblo que por su ignorancia e historia necesita tanto.



También hace mucha gracia ver a los niños, papas y familiares de éstos, portando coronas de flores y alguno que otro con un poco de ganas de sentirse mártires o cumplir manda por algún milagro cumplido, portan coronas de espinas.
A mí me hicieron mucha gracia un par de muchachos, uno con su mojo (cabeza casi rasurada, pero en medio unos cuantos pelos engominados y paraditos), con algún arete y tatuaje, portar su corona de espinas como otra demostración de que pueden soportar el dolor mas fácilmente que otros.



Por suerte estas espinas no parecían casi tocar el cuero cabelludo de sus portadores por lo que definitivamente no daba ninguna pena, no así aquellos que se flagelan en sitios del país incluyendo La famosa Villa de Guadalupe. Pero el pueblo Mexicano sigue siendo muy religioso y tradicional.
El colorido que se aprecia es sumamente divertido, junto con los puestos de Cristos colgados como charamuscas de Guanajuato (dulces típicos Mexicanos hechos de piloncillo que es azúcar sin refinar, se usa mucho en postres o se come a trozos). Las charamuscas pueden tener forma de Don Quijote de la Mancha u otros personajes y figuras.

Los angelitos, vírgenes en diferentes colores, tamaños y diseños, son toda una creación. Pero vuelve a ser graciosísimo encontrar al lado de estos, algún indio del norte de los Estados Unidos con sus penachos, arco y flechas. También comparten espacio con estos, muchos muñecos de todo tipo, como serian gatitos, perritos, osos, muñecas con caras angelicales y personajes caricaturescos.
No faltan nunca los dulces y fritangas que con sus humos envuelven el ambiente, te hacen consciente de olores y sabores y hasta podrán influir en la claridad o no de las fotografías.

Salimos de la iglesia con muchísimo trabajo, gente y entorpecimientos por la falta de coordinación por parte de las autoridades de este pueblo, así que queriéndonos detener para ver el famoso árbol del Ahuehuete en el que la superstición invitaba a peregrinos a colgar de sus ramas toda clase de objetos, ya no pudimos bajarnos del coche, pues no había modo de estacionarse.

En ese momento, gracias al tráfico lento pudimos apreciar este árbol que perdió su encanto folclórico porque ya no tiene casi nada que cuelgue de sus ramas.
Seguramente lo limpiaron y prohíben que cuelguen más cosas por no lastimarlo y me parece muy razonable, pero era súper interesante verlo cargado de cosas como cordones umbilicales de bebes recién nacidos, zapatos, calcetines y demás cosas muy curiosas que hoy no recuerdo con detalle.
Aquí nos despedimos con el coche bien mojado por los cubetazos de agua que nos bautizaron y las risas de los que la arrojaban y la nuestra por la sorpresa con la que nos cogieron.

No sé cuando volveremos a Chalma, pero es un paseo muy interesante que pocos mexicanos de nivel económico elevado o medio se atreven a hacer por este miedo que hace que las clases sociales, étnicas y económicas se mantengan tan a distancia como en la época de la colonia y haciéndome pensar en la India ya que mucha gente Mexicana que ha estado en ese país (por estar lejos y ser exótico a nuestros ojos) llegan deprimidos por cosas que son tan parecidas aquí en nuestro país.

Sanuk