Como el aeropuerto era de verdad nuevo, no sabía como llegar, pues resulto ser (al igual que para nosotros) su primera visita al mismo. Lo resolvió fácilmente con un par de llamadas desde su celular y nos llevó sin contratiempo alguno y por un precio muy decente (3 dólares, que resulta una ganga considerando que el lugar está bien a las afueras de la ciudad, creo que como a 25 km.). Sólo de llegar al aeropuerto te quedas con la boca abierta. De primer nivel.
El vuelo (que escogimos muy económico por Asia Air) estupendo. Lo único malo de esta aerolínea barata es que no usa las terminales principales de las ciudades a donde llega (en Bangkok si, porque no hay posibilidad de usar otro) y no tiene los números de asiento asignados, es decir, el que llega primero a la sala de abordaje y se decide a hacer la cola mas rápido, es el que escoge donde se sienta. Si piensas que un viaje de avión de mas de tres horas de duración, ida y vuelta, nos costo alrededor de 100 dólares, creo que vale la pena.
Borneo tiene el nombre más exótico de lo que realmente es. Al menos en lo que se refiere a la parte que pertenece a Malasia y que es la provincia de Sabah. Kota Kinabalu es una ciudad pequeña pero relativamente moderna, por cierto muy agradable. Muy interesante la visita a un país musulmán, especialmente en estos tiempos. La gente toda simpática y amable. Los precios, no tan bajos como en Tailandia, pero tampoco tan caros como México u otros lugares occidentales.
Decidimos buscar un campamento en la selva para conocerla antes de que se acabe. Hicimos el viaje en autobús, a través de carreteras de dos carriles pero en muy buen estado de conservación. El trafico se mueve a velocidades bastante inferiores a las que estábamos acostumbrados en México, con lo que un viaje de 400 o 500 kilómetros se hace en 8 o 9 horas. Por lo que vimos desde las ventanillas del autobús, llegamos justo a tiempo. Las plantaciones de palma de aceite ocupan extensiones impresionantes. Pasas horas circulando y no viendo otra cosa que eso. Hacia el horizonte, aun desde lugares altos en las montanas, no se ve el fin de las plantaciones. Dirías que es un mar de palmeras. De selva, casi nada.
Bajamos del autobús en un pequeño poblado donde teníamos cita para que nos recogieran y llevaran a la selva. Desde allí, un viaje de un par de horas en un vehiculo 4 X 4 a través de caminos de terracería (muy amplios por cierto, ya que están diseñados para que circulen los grandes camiones que transportan las semillas de las palmeras a los molinos que producen el aceite por un lado, y por el otro, las grandes pipas que transportan el aceite mismo a los puertos para embarcarlo). Llegamos hasta la orilla del río Kinabatangan, que atravesamos en una lancha con motor fuera de borda hasta el campamento donde nos alojaríamos.
Para nuestra suerte, no había mucha gente haciendo lo mismo que nosotros, de manera que nos tocó a los cuatro una cabaña con capacidad para 8 personas sin la molestia de inquilinos adicionales. En otra cabaña, tres ingleses buscadores de aventuras como nosotros.
Casi solo de llegar, prepararnos para un paseo al anochecer por el río. La intención obviamente es la de ver la fauna de la región que habita en o cerca del agua. Las nubes amenazaban lluvia y la verdad es que tuvimos solo algunos minutos de observación de monos y pájaros antes de que la amenaza se cumpliera. Cayó un aguacero monumental que nos dejo empapados hasta la médula en el espacio de solo unos minutos. Tan fuerte el aguacero que de plano impedía toda posibilidad de observar algo, por lo que decidimos regresar al campamento, donde después de secarnos y descansar un rato, nos fue servida la cena y se nos indicó que nos preparáramos para una caminata nocturna por la selva. En este caso, prepararnos significó, además de estar seguro de llevar los implementos necesarios, tales como linterna sorda, cámara fotográfica y demás, vestirnos de manera tal que las sanguijuelas (que nos dijeron abundaban) no puedan encontrar piel donde clavar su cabeza. Esto se dice fácil, pero considerando el calor y la humedad del lugar, forrarse desde la cabeza hasta los pies es poco menos que un suplicio. A pesar de las precauciones (que incluían el uso de botas altas de hule del tipo de las que usan los jardineros) Adriana, Marcel y yo sufrimos el ataque de esos animalillos. Marcel en el cuello, yo en una mano y Adriana (aunque sea difícil de creer por las botas altas de hule) en un tobillo y a través de un grueso calcetín de alpinismo. Ella fue la única picada en serio y la herida-cicatriz fue visible hasta hace solo algunos días.
La emoción que produce caminar por la selva de noche, con todos los ruidos y sombras que pueden imaginar, es para mi indescriptible. Los animales a la vista, fueron casi siempre insectos y sólo alguno que otro pájaro. En fin, una experiencia de la que difícilmente uno puede olvidarse. Al día siguiente y en caminatas diurnas o desde la lancha en el río (por cuya orilla caminábamos) si pudimos ver muchos animales que incluyeron desde monos y pájaros pasando por jabalíes o puercos salvajes (incluso un orangután libre) hasta cocodrilos. A juzgar por los que pudimos ver, el lugar debe estar bastante poblado por esos reptiles que resultan bastante impresionantes (más cuando duermes a solo unos metros del río). No tuvimos la suerte (o tal vez si la tuvimos) de encontrar elefantes, que aunque son más pequeños que los africanos nos hubiera encantado encontrar (de lejos claro está).
Mucha gente asocia la isla de Borneo con la muerte de uno de los Rockefeller que dicen terminó servido como botana en la mesa de una tribu caníbal; pero esto no sucedió en Borneo sino en Nueva Guinea. En esta isla, a juzgar por las apariencias de hoy, hace cientos de años que no hay caníbales, si es que alguna vez los hubo. Desde luego, al menos nosotros no los encontramos.
Por cierto que viniendo como nosotros de México, fue curioso encontrar que la palabra con que los malayos dicen “precaución” o “cuidado” es AWAS y se pronuncia tal y como los mexicanos empleamos esa expresión para decirle a alguien que se cuide.
En fin, en los próximos días continuará la historia. En este momento tengo que ponerme a trabajar, ya que como muchos de ustedes saben ya, hemos iniciado una nueva empresa en Bangkok. Para los que tengan interés en saber de que se trata, pueden visitar nuestra página web en:
Asia Trade
Fotos Viaje Borneo |
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