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lunes, octubre 29, 2007

Bangkok y el Budismo al Amanecer

Muy temprano, alrededor de las 6:30 de la mañana, por las calles de Bangkok aparecen por todos lados monjes budistas envueltos en sus túnicas color azafrán.



Caminan a veces en forma pausada y a veces no tan pausadamente, descalzos y con sus vasijas al frente. Esta es la hora en que salen a recolectar sus alimentos para el día.
Se supone que deben vivir de la caridad y en la antigüedad me platicaba una tailandesa, tenían que ir tocando de puerta en puerta mendigando por el alimento, ya que el budismo llevado correctamente es totalmente opuesto al materialismo. Los monjes no deben manejar dinero en su día a día.
Con el tiempo todo se ha ido deformando y como toda religión, aunque esta parezca más espiritual que otras, ya ha perdido mucho. Se ha convertido en otra religión enfocada al dinero y el negocio.
Me mencionaba una amiga tailandesa que ellos los budistas están desilusionados de lo que ha sucedido con su religión en los últimos anos.


Yo vivo a solo unas cuadras de un mercado con sus típicos puestos sobre las banquetas o aceras. Estos puestos a estas horas de la mañana tienen un encanto un tanto diferente. La gente esta fresca y como recién comienza la actividad, se puede observar como van preparando sus anafres, estufas y demás utensilios requeridos para la elaboración de alimentos.
La mayoría de las personas muestran una especie de condescendencia y espiritualidad para con estos monjes que salen a recibir sus alimentos. Yo he salido tres veces a observar este fenómeno y esta ultima semana en que tuvimos de visita a nuestros buenos y queridos amigos Charo y Darío, al igual que hice con Adriana, me los lleve a ver este espectáculo. En esta ocasión si tome las fotos que he deseado tomar desde que llegué y que sentía incomodarían a estos monjes. Efectivamente no fue muy fácil hacerlo porque a la mayoría no les gusta. Además de eso, se están moviendo constantemente. Mientras esto ocurre, muchas personas se arrodillan a recibir bendiciones.


En su vestir nunca hay notoria diferencia, aunque en sus vasijas si pues notas la diferencia en “calidades” entre ellas. Si los encuentras a otras horas del día, siempre llevan sandalias aunque a esas horas tempranas ninguno las lleva.
También me contaban con tristeza que parece que algunos de estos que yo supondría monjes, pueden no serlo. Se disfrazan para mendigar y les es más sencillo porque ahora está organizado cerca de mercados o comercios.
Lo único que me hace pensar que el espectáculo que yo tengo donde vivo no esta infiltrado por estos falsos monjes, es que vivo en un barrio muy tailandés, además de que con tres veces que he observado esto, he reconocido la mayoría de sus caras.
Por ejemplo, hay un hombre mayor que aparece en algunas de las fotos y que se para siempre junto al mismo puesto. Esto es en la entrada del mercado y en medio de lo que seria la banqueta o acera donde se montan estos puestos callejeros.
No cuesta mucho llegar a la conclusión de que es el monje más importante de estos que salen a recolectar por aquí. Su actitud siempre es vigilante y no confiada, no como algún otro monje en el que solo se ve una cara placida sin preocupaciones de vigilar nada que no sea su propio ser. Este monje mayor y otro, son los que reparten a mansalva bendiciones a quien se los solicita.


Este día fue algo diferente a otros porque fue el festival de comida vegetariana, entonces se veía en uno de los puestos ya preparados platos con alimentos para comprarlos y evitar el problema de pensar que regalar a monjes u otras personas.



Normalmente estos alimentos los sirven en bolsas o utensilios de plástico para facilitar su transporte. Los monjes lo van poniendo todo en sus vasijas que tienen tapa.
Yo en una ocasión compre algo de fruta y la regale a alguno de ellos, pero como se me terminó y me encontré con otro monje a mi lado poniendo cara de dame algo, saque un billete que no despreció. Esto sucedió la primera vez que salí a verlos. Además de ser mi primera salida, también fue mi primera desilusión.
Mientras estos monjes no gustaban mucho de mis fotos, las personas del mercado que comenzaban a elaborar sus alimentos, hasta disfrutaron posando para éstas.
Como toda ciudad mundana y cosmopolita, no faltan aquellos transeúntes que solo pasan y ni se detienen a mirar a sus monjes.
Pero esta vez también tuvimos la suerte de ver una familia de tres miembros que se pararon en una esquina a esperar algo en especial. Se mantuvieron en firmes por un buen rato, pero finalmente ya no vimos el porqué.
Parece mentira pero a estas tempranas horas de la mañana las peluquerías ya están alisando el cabello de alguna mujer. Aquí las tailandesas en su gran mayoría llevan el cabello mas lacio de lo que lo tienen y acuden al salón de belleza con mucha frecuencia.
Finalmente observar este espectáculo a esta hora madrugadora, es interesante y vale la pena.

viernes, octubre 19, 2007

¿Y a dónde vamos?

Algunos pensamientos de nuestro hijo Marcel bastante relacionados con las experiencias de meditación Vipassana de los ultimos meses:

Confucio dijo que “el viaje de mil kilómetros comienza con el primer paso”, a lo que hoy me pregunto si en verdad el más largo de los viajes no comenzará y terminará sin dar siquiera un paso. Al manejar la carretera México-Toluca me burlo a mis adentros ante el límite de velocidad: 80km/h. El velocímetro de un coche promedio marca como velocidad máxima unos 180 km/h. ¿Es esto rápido o lento? Después pienso, si acaso no importa la velocidad a la que viajo, sino hacia donde me dirijo. Claro, me dirijo al supermercado, pero y mi vida; ¿hacia donde me desplazo en el plano interno de mi existencia? Después miro a mí alrededor. Es conocimiento general que un jet viaja a unos 800km/h, una nave espacial a 28,000, y así, mientras el ser humano conquista la velocidad y sueña con viajar algún día a la velocidad de la luz (tal vez más rápido), ¿acaso sabemos adonde vamos? Esta pregunta no es novedosa, Henry Miller se lo cuestionó hace casi medio siglo, y los maestros Zen, hace tal vez más de dos milenios. También se lo preguntaron todos los grandes profetas; pensamiento que la mayoría abandonaron durante el transcurso de su proselitismo, al darse cuenta que para la mayor parte de la gente la distancia tangible resulta más interesante que la profundidad psíquica. Tal vez el conocimiento del mundo externo es menos peligroso que el del mundo interno. La respuesta es incierta. Lo que puedo decir con certeza es que vivimos en una sociedad obsesionada por conocer el mundo exterior, micro y macro. El microscopio electrónico es capaz de enfocar un solo átomo y el telescopio Hubble divisa las galaxias más lejanas. Mientras tanto, la respuesta a las preguntas existenciales se encuentra más cerca y a mayor disponibilidad de la gente. No es cuestión de un mayor entendimiento del cerebro humano, ni de vislumbrar el secreto de las sinapsis del cerebro. No se requiere una gran inversión monetaria ni destreza para manejar herramienta compleja. La pregunta es más abierta y más cercana a casa.

Entro a cualquier librería, y en el gran anaquel de “autoayuda” encuentro cientos o miles de libros con títulos de recetas de cocina escritos por psicólogos, padres de familia, sectarios, y demás “conocedores de los secretos del alma”, que junto a sus nombres llevan implícitamente escrito el nombre de marcas populares de chocolate casero. Al hojearlos me doy cuenta que los títulos y los nombres no están tan lejos del contenido de los mismos. Un escritor se preocupa por encontrar productos lácteos extraviados, otra se pregunta si tal vez la respuesta al misterio de la existencia humana se encuentra en una dieta saludable, vegetariana y orgánica. Entonces me río otra vez pensando si acaso estos escritores, bajos en calorías, nos creen tan limitados como para comparar nuestras máximas aspiraciones con una rebanada de queso gruyère. Más allá de los constructos superficiales me pregunto: ¿La solución de la vida se encuentra a siete pasos (volviéndome yo en el camino una persona altamente efectiva)? Como lo dije antes, tal vez se encuentre aquí mismo. Aquí y ahora, ¿porque el allá y el antes, acaso existen más allá del aquí y del ahora? Entonces sigue la pregunta: ¿Cómo plantear hoy cuestionamientos serios de la existencia y contenido psíquico profundo del ser humano sin sonar a dulces empalagosos ni a advertencias dietéticas?

Como respuesta a mi pregunta original surgen más y más preguntas, y ninguna respuesta. ¿Mirando el mundo desde la orilla del abismo existencial, es más peligroso saltar hacia lo desconocido y correr el peligro de caer eternamente o de estamparse contra un subsuelo duro y real, o dar media vuelta y correr despavorido en la dirección contraria? En mi caso, creo que la única solución es saltar hacia adentro, desdoblarme y regresar cual espiral inquisitiva al origen desde el cual partí. Sólo entonces, propongo, podemos aspirar a saber más acerca de lo que queremos. Es fácil para muchos afirmar que deseamos lo que queremos, pero ¿sabemos si en realidad queremos lo que deseamos? Tal vez para algunos la incertidumbre confortable resulte más fácil de aceptar que una certeza a veces dura, que acompaña al conocimiento de lo deseado. Sin embargo, consumimos grandes cantidades de energía psíquica en ese constante engaño, en la mentira de vivir una vida aceptable en vez de vivir una vida deseada. Propongo la necesidad de un viaje hacia adentro para zarpar hacia afuera. Propongo que tal vez al saber ver lo que nos constituye, lo que nos impele, esa espiral bidimensional inquisitiva pase a un plano tridimensional, convirtiéndose en el resorte que nos impulse hacia una vida externa más grata, una mayor visión del camino, y de ese viaje, el cual ahora sí podemos comenzar con un primer paso, porque conocemos nuestro deseo. Entonces, como una caminata dominical y a la vez como una aventura, recogemos ancla, izamos velas y navegamos viento en popa más allá de lo que divisamos en nuestro horizonte.

Marcel Ventosa

lunes, octubre 15, 2007

Vipassana - Final

En la etapa de Samadhi de la que explique ya varias cosas, seguimos haciendo ejercicios y ahora puedes recorrer tu cuerpo en pares.
Esto quiere decir que de nuevo mentalmente de arriba hacia abajo comenzando con la cara, cabeza, hombros y brazos, hasta llegar a los dedos de los pies. Vuelves a subir y finalizas en la cara.

Si esto lo vas haciendo correctamente, quizá empezarás a experimentar menos sankaras y puedes pasar a recorrer la medula espinal concentrándote en si hay impedimentos o no, de manera que sientas que fluye la energía.
Se tiene la sensación y es individual, de que la energía puede correr libremente por ésta. Si no ocurre así, entonces regresas a los ejercicios anteriores.
Pero si haciendo esto, logras tener la sensación de que la energía corre libremente, pasarás a imaginar que derramas un vaso de agua fría encima de tu cabeza. Con esto tendrás una sensación de liberación.
Concéntrate en sentir como esta agua se desliza por tu cuerpo desde tu cabeza .

Esto será la parte final del método en ésta etapa primaria que es la que yo experimenté, no debe ser utilizada como una meta continua y presionarte mentalmente para que ocurra con cada meditación.
¿Porque no debes hacerlo? Porque no se llega a una meta tan compleja como el Nibbana (Nirvana) con solo mentalizarte de esta forma. Es todo un proceso de trabajo y de continuar avanzando bajo la dirección de personas altamente calificadas para que te guíen.

Esta parte (que yo todavía no experimento) va acompañada de sensaciones físicas que surgen y pasan. Se refiere a la aparente solidificación del cuerpo y mente que se disuelve donde se experimenta la realidad final de la materia, mente y formaciones mentales. Todo se volverá vibraciones, oscilaciones, que vienen y van muy rápidamente. Entonces experimentando esto diremos según palabras de El Buda: "el mundo completo arde en llamas, el mundo entero va hacia arriba en forma de humo, el mundo entero se quema, el mundo entero vibra".

Para lograr esta etapa de disolución (bhanga), el meditador solo necesita desarrollar la atención y la ecuanimidad. Justo como lo haría un científico observando como aumenta la imagen bajo un microscopio. Porque desarrollando atención y ecuanimidad, se creará el hábito de observar estas realidades tan sutiles.
Esto será realmente placentero, porque comenzará a desaparecer toda clase de dolores, todas las partes sin sensación habrán desaparecido.

El Buda lo describía así: "Siempre que ocurra una de estas experiencias
del proceso mental de surgir y desaparecer
el experimentará felicidad absoluta, gozo, placer.
El alcanza una sabiduría inmortal eterna.

Lograr esto no implica que ahora tendremos una actitud indiferente, insensible o cruel, por el simple hecho de haber logrado nuestra propia liberación y que por eso no nos importaran los demás. Al contrario porque ahora al tener una ecuanimidad real la podríamos llamar "Bendita o sagrada indiferencia". Es una cualidad dinámica, una expresión de mente pura.

Cuando liberas tu mente de reacciones ciegas, por primera vez ésta actuará de forma más positiva, creativa, productiva y en beneficio tuyo y de los demás.
Con esta ecuanimidad, mas bien surgirán otras cosas como una mente pura, buenos deseos, buscando el beneficio de otros sin esperar nada a cambio.

Panna.- En Panna se comienza a experimentar la sabiduría.
Esta para mi será la parte mas difícil de explicar porque no es transmisible, quizás porque la sabiduría de cada uno de nosotros es individual.
Para mi significó comprender cosas en las que me pase estos 10 días pensando, analizando y recapitulando sobre mi vida personal.
Cosas que quizás antes de entrar al curso me hacían sentir angustia y en esos momentos sentí que se iban, que me dejaban paz y con felicidad.
Sentí que entendía el porque de muchas de las cosas que me han pasado, me pasan y quizás como poder manejar otras para el futuro. Entendí con mucha claridad lo mucho que fantaseamos con nuestras vidas y expectativas sobre ellas.

Esto no quiere decir que regresé a mi casa y mi vida cambió un cien por ciento, porque creo que me hubiera sentido peor que cuando comencé, además de que no es lo que yo esperaba.
Llegué un poco como sintiéndome en una película (como otras veces me ha sucedido en la vida y quizás a ustedes también), como si lo que estas haciendo no fuera real y se terminara de rodar la película.
Me sentía lenta, tranquila y con ganas de comentar estas mis experiencias con mi familia, amigos y amigas. Tenía una sensación como cuando hace años jugaba juegos de competencia y logras derrotar al contrincante en un juego bien limpio y bonito para ambas.

Así comenzaron a pasar días, semanas y ahora más de un mes.
Sigo meditando aunque solo logro hacerlo por media hora o una hora a lo mucho, porque hay cosas que hacer y tampoco me he vuelto una meditadora profunda.
No pienso forzar nada, me gusta la naturalidad y la meditación Vipassana me encantó, pero no se si volveré a tomar otro curso tan largo.

Por ahora no quiero pensar en ello, pero me siento bien y aunque se que también otras cosas han influido en ello, me ayudó mucho este curso.
Tal vez me gustaría experimentar otro tipo de meditación para tener un punto de comparación con otras técnicas. Porque estando en Asia, donde posiblemente nos quedaremos unos años, hay muchas oportunidades por todos lados.

Aunque algunas escuelas en India se dice están ya muy desprestigiadas, me gustaría ir a alguna allí. Hay cursos de un mes sin tantas restricciones y como tengo una amiga que acaba de ir, cuando regrese que será probablemente hasta diciembre, pienso hacerle muchas preguntas.
Si me parece que lo que me cuente merece la pena, escribiré algo al respecto.

Sanuk.

viernes, octubre 05, 2007

Vipassana - Samadhi

"El Buda" aconsejó varios remedios y técnicas de concentración mental, cada una hecha a la medida de diferentes personas que acudían a él para ser entrenados.
Pero como la mayoría de nosotros no podemos acudir a algún Buda, lo que se nos aconsejará es utilizar este método que fue el que el mismo Buda utilizó para él mismo.
O sea concentración en la respiración.

Esta etapa será la de Samadhi._ Concentración para control de tu mente, el entrenamiento de esta.

Para continuar haciéndolo nosotros mismos, te aconsejan tratar siempre de hacerlo en un lugar callado, donde haya poca o nada de distracción. De esta manera se logrará con mas facilidad.
Nunca enfocarnos a pensar que esto es un ejercicio de respiración porque no lo es. Es un ejercicio para mantenernos concentrados pero conscientes.
Como meditadores tendremos que admitir lo difícil que resulta hacer esto. Porque en cuanto tratamos de mantener la atención en la respiración empezaremos a preocuparnos por dolor en las piernas y en cuanto tratemos de alejar toda distracción, millones de cosas nos vendrán a la mente como les dije que me sucedió constantemente. Serán cosas como: recuerdos, planes, deseos, miedos.
Algunas de estas cosas atraparán nuestra atención y entonces nos daremos cuenta de que nos hemos olvidado por completo de la respiración.
Volveremos a concentrarnos y se repetirá la misma secuencia, porque el entrenamiento no es fácil, hay que dominar la mente.
Esto nos hará darnos cuenta de que poco control tenemos sobre estas nuestras mentes. Pareceremos niños consentidos escogiendo un juguete del que rápidamente se aburre y coge otro.

Este es el hábito en el que se encuentra nuestra mente y lo que ha venido haciendo durante toda nuestra vida. Pero una vez que comencemos a investigar nuestra verdadera naturaleza, este saltar continuo debe detenerse. Debemos cambiar este patrón de comportamiento para sustituirlo con una constante realidad y así mantenerla.

De esta forma estaremos fallando y volviendo a intentar, siempre tratando de mantener calma sin ninguna tensión y sin disgustarnos cuando no resulta.
Hay que hacerlo así porque el hábito contrario lo hemos estado manteniendo durante toda la vida y es por eso que no será fácil erradicarlo. Repitiendo continuamente es como lograremos este mantener la realidad. Esta es la forma correcta.
Nuestro sufrimiento viene de la ignorancia, reaccionamos así porque no conocemos nuestra realidad. La mente pierde la mayoría del tiempo perdida en nuestras propias fantasía e irrealidades. Reviviendo experiencias placenteras y no placenteras, anticipando el futuro con coraje o miedo.
De esta manera perdemos el momento que vivimos ahora, porque no podemos vivir en el pasado, este ya se ha ido. Tampoco en el futuro porque se encuentra mas allá de lo que podemos pretender ahora.

Si continuamos ignorando nuestras acciones presentes, estamos condenados a repetir los mismos errores del pasado y nunca tendremos éxito logrando nuestros sueños futuros.
Pero si aprendemos a mantenernos alertas y atentos de nuestro momento presente, podremos utilizar el pasado como guía para el futuro y así lograr nuestras metas.
Dhamma es el camino del aquí y ahora. Anapana-sati, quiere decir: atento a la respiración.
Otra razón para continuar desarrollando la atención en nuestra respiración será el deseo de experimentar la realidad final. Enfocándonos en ella, exploraremos cosas de nosotros mismos que desconocemos y los traeremos de la inconsciencia a la consciencia, porque la respiración funciona estando consientes o no.
Podemos hacer que nuestra respiración sea de diferentes formas e incluso detenerla por un periodo de tiempo pero aun cuando decidimos ya no controlarla, esta continuará sin nuestro esfuerzo.

Mientras esto ocurre cuando podemos controlar esta, comenzaremos a enfocarnos en la parte alta de nuestra cabeza para ir recorriendo nuestro cuerpo de arriba abajo, en orden, tratando de no olvidar ninguna parte del cuerpo. Recorreremos cara, brazos, manos, tórax, espalda, cuello, piernas, pies, etc. Si algo se olvida, regresaremos a este punto. Luego continuaremos de abajo hacia arriba. No es cuestión de hacerlo rápido ni lentísimo, solamente tomar un tiempo relajado para no dejar partes sin visitar mentalmente.
Conforme hacemos esto, tendremos diferentes sensaciones por diferentes partes del cuerpo y cuando esto ocurra, hay que ira allí y no forzar a que terminen ni a que duren, solo observarlas. Veremos como vienen y desaparecen. Algunas veces saldrán en varios lugares al mismo tiempo y no debemos perder la calma. Sabemos que estos son Sankharas (la reacción de la mente condicionada).
Cuando dejamos de sentir estos Sankharas, seguiremos con el ejercicio una y otra vez hasta hacerlo de forma sistemática.

"El Buda" describió cuatro tipos de esfuerzo correcto:

- Impedir que surja el mal y los estados perniciosos o malsanos.
- Abandonarlos si es que se presentan.
- Generar estados saludables que todavía no existen.
- Mantenerlos sin fallar propiciando que se desarrollen y alcancen crecimiento total y perfección.

Recuerden que no soy maestra de Vipassana y solo estoy compartiendo mis experiencias y conocimiento básico en esto. Solo he estado en un curso de 10 días.
Para escribir y definir los pasos técnicamente hablando, me estoy apoyando en el libro que compré después del curso y que recomiendo mucho.
Creo que no hay traducción al español, pero no estoy segura porque aquí en Asia parece ser que nadie lo ha visto.
El libro se llama: "The Art Of Living" escrito por, S.N. Goenka.