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viernes, agosto 31, 2007

Experiencia de Meditación Vipassana en Tailandia - El desplazamiento

Me despierta una llamada que hará que comience mi día feliz, es alguien importante en mi vida y que habla para desearme suerte.
Salgo como a las 10:30 a.m e inmediatamente para un taxi que como raramente sucede en Bangkok, no huele a comida ni a nada. El hombre también raro, inmediatamente entiende a donde voy y Juan le muestra el mapa por si acaso. Allí nos decimos adiós con Juan y el taxista me lleva hasta un templo cerca del aeropuerto viejo. Estas son las instrucciones que recibí y que no en cualquier país del mundo hubiera seguido a ojos cerrados.

El templo resulta enorme y a esas horas de la mañana repleto de gente. Se escucha (como sucede normalmente en todos los templos) por un altavoz a un monje hablando y desde luego muy diferente a otros ritos religiosos, éste es muy relajado. Hay una enorme fila para entrar al templo a saludar a "El Buda" ordenadamente como se hace.
Mientras tanto afuera se han colocado toldos para que la gente se pueda sentar en mesas a comer, porque alrededor de estos tenderetes hay puestos de comida y la gente se sirve.

También pasan las típicas bicicletas con sus puestos ambulantes ofreciendo sus mercancías. Es todo un mercado religioso, culinario y social.
Algunos se ven muy devotos escuchando atentamente, mientras otros sólo comen y todavía mejor, alguno que otro comensal utiliza su celular como es costumbre muy arraigada aquí. Yo creo que en Bangkok no vive nadie que no tenga al menos un celular.

Como llego temprano, decido contemplar este espectáculo y mientras tanto observo si veo a alguien con mochila o maleta para preguntar.
Veo un par de muchachos con mochilas y efectivamente me dicen adonde tengo que ir para tomar el autobús. Así que mi primera impresión aquí ya empieza algo diferente.
Al llegar a un lugar donde sentados en sillas ya se encuentran algunas personas, la primera cara larga y con mirada de ni me hables es de una asiática y claro, yo ni intento hablarle. Pero al lado veo otras dos caras asiáticas mas amistosas, el es chino viviendo aquí en Bangkok y ella de Singapur. Me siento con ellos y sólo ella ira al curso, mientras él es un amigo que la recogió en el aeropuerto y la trajo a tomar el autobús. El hace cara de: ¡que valientes, yo no podría!

Lo primero que me dice ella es que es la segunda vez que lo hará, que lo hizo cuatro años antes y que ahora decide volver a hacerlo. Es una mujer que trabaja en finanzas y como ella me encontraré con personas en su gran mayoría profesionales y pensantes. Esto me anima más.

Mientras yo tengo que buscar el baño, este amable hombre me ofrece llevar mi equipaje al camión, cosa a la que otra vez siendo Tailandia accedo pues lo acabo de conocer. Cuando vuelvo, mi recién conocida ya se encuentra dentro del autobús. Me subo y a una primera vista, solo veo caras asiáticas, así que al encontrarme casi hasta adelante con dos caras occidentales, me decido por ella, una americana con cara muy simpática y con solo 24 años de edad. Detrás de ella la otra opción, era un hombre mayor que yo, pero aunque me miró con cara de siéntate aquí, preferí la cara joven.

Como ustedes ya saben lo parlanchina que soy cuando tengo alguna victima complaciente, me dediqué a hablar hasta llegar. Ella resulto muy amena, diseñadora gráfica y viviendo en Vietnam con su novio.
En una parada que hicimos a mitad de camino algunas personas comían helados como locos y yo me pregunté porque, luego lo sabría. Muchos iban a una segunda, tercera, o más experiencias de este tipo.

Las reglas que se me pidieron observar para ir a este curso ocupaban el espacio de varias hojas y desde luego cuando uno decide a mi edad tomar un curso como éste, no estás pensando como saltártelas así que las seguí al pie de la letra.
Algunas eran: nada de joyería, ropa amplia y tapada para no distraer a los demás, ningún contacto verbal ni físico de ningún tipo. Y más específico, "ningún contacto sexual con sexo opuesto o del mismo durante este curso".
Desde luego hombres y mujeres separados aunque las meditaciones y explicaciones eran todos juntos, pero no revueltos. Siempre del lado izquierdo mujeres y del derecho hombres. Cabe observar que en mi grupo de mujeres, había un Katoy (hombre convertido a mujer).

Continuará....

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