Nada mas llegar tienes que depositar en una caja las cosas que se te puedan haber venido y que no están permitidas, tales como libros, libreta, lápiz, pluma o cualquier cosa para escribir. Desde luego los sagrados celulares que todos cargamos. Aquí hice la última llamada a Juan para que supiera que no me habían secuestrado y no me encontraba haciendo trabajos forzados en algún lugar extraño (ya que a mi edad no creo que nadie me escogiera para trafico sexual como mi adorada mamá llego a pensar por vivir en México y pensar que nuestros hijos siempre son jóvenes, bellos y apetecibles).
Mi primera impresión del lugar fue: "wow, la guerra de Vietnam, un hospital en medio de la selva con la carretera al frente". Todo tan sobrio y viejo, aunque en buen estado, más aún las instalaciones para meditar, porque no les faltaba nada más que aire acondicionado. Me recibió una mujer con aspecto de celadora de campo de concentración nazi, de manera que mi memoria ahora fue a la segunda guerra mundial.
Entonces nos enseñan nuestros cuartos que obviamente no medían mas de dos por dos cincuenta metros. Una cama de buen tamano dura como piedra (que a mi me gusta), una mesita chiquita con un banco y un tubo para colgar mi ropa. Ventilación en la parte de arriba con mosquiteros y una sola ventana que no miraba a ningún lado (al menos la mía). Por la parte de arriba, los cubículos donde dormíamos, estaban comunicados, así que se oía todo el ruido de las mujeres de los lados.
Los baños sencillos, pero con lo necesario aunque no todos con agua caliente (que yo por suerte no necesito). Como todo se compartía, esto ya comenzó difícil para mí que no estoy acostumbrada y a la que la actividad de cargar mi papel del baño y demás artículos de baño, hizo que perdiera algunas cosas. Por suerte había manera de comprar éstas allí mismo.
Nos dieron la cena que normalmente se serviría todos los días igual a las 5 p.m., pero por ser la ultima cena antes del curso, fue cena fuerte. Después solo comeríamos fuerte a las 11 a.m., y a las cinco solo tes, café instantáneo, galletas, pan, mermelada, fruta y por suerte para mí, cocoa. Claro que sin leche, porque solo se sirve comida vegetariana. Había leche Nestle y agua.
Esta parte no fue difícil para mi, si no hubiera sido porque la primera noche que pase, después de levantarnos como seria costumbre por 10 días a las 4.a.m. para comenzar a meditar a las 4:30 a.m., entre el atarantamiento porque no estoy acostumbrada a tanta regla y el quererme bañar entre las seis y siete de la mañana (que se supone también es el tiempo de desayunar), perdí "mi súper desayuno".
Éste fue mi primer enfrentamiento con mi personalidad que no acepta ser controlada. Hice tal coraje cuando me di cuenta de que se me había pasado este desayuno (aun sin sentir demasiada hambre), que interiormente maldije todo. Estuve a un tris de ir a decir que me iba porque yo jamás escuche la pinche campana que normalmente sonaba tan fuerte que era imposible no oírla.
Me aguanté el coraje y empecé a ver mi primer defecto de personalidad. Una vez que pude controlarme comí como loca a las 11 por si acaso. De todas formas volví a perder peso, porque después de seis días de ingerir una cantidad de cosas que no sabes ni que son y que todas saben similar, mi apetito se fue mermando. La cocoa se terminó y tardaron dos días en sacar otra cocoa holandesa, en vez de unos polvos color cocoa que no sabían a nada.
En mi primera sesión para escuchar al maestro Goenka, quien por video es realmente quien nos dio las instrucciones todas las noches (junto con éstas, cuenta muchas historias y metáforas al respecto), nos menciona frases que Siddhartha Gautama, "El Buda" dijo y nos las repite en el idioma que este hablaba que es el Pali o sánscrito.
Éste maestro tiene una forma de hablar que te fascina, con ese acento indio marcadísimo que hace del idioma inglés, un idioma hasta melódico. Todo esto lo realiza junto con un enorme sentido del humor que desata risas continuamente. Repite constantemente: "se feliz" y en su expresión es bien notoria su felicidad, lo cual te deja una sensación de paz.
Lo primero que nos dice es que si tenemos creencias religiosas (que esto a mi no me interfirió en nada), las dejáramos guardadas por 10 días y tratáramos de borrar imágenes de todo tipo, ya que esta meditación requiere de dejar a un lado lo que no es realidad y ver la realidad, para que si quieres seguir creyendo en Dios, lo hagas, pero te des cuenta de que no debe tener imagen. Dharma es "La realidad sin fantasías". Dharma es ciencia pura y es el manejo de la mente científicamente hablando, que los grandes maestros de India en la antigüedad descubrieron y que hoy la ciencia respalda con teorías científicas.
Dharma es lo que la mente contiene en el mismo momento. Esto se refiere a observar la realidad como es y no como queremos que sea. No debemos colorearla con creencias religiosas ni filosóficas, solo hay que observar. Esto es en lo que se basa la "Meditación Vipassana", observar sin reaccionar con toda calma.
Otras meditaciones también son buenas y lo que el maestro criticó con bases que convencen, es que si meditas y tu meditación se basa en una imagen, como suelen hacer las personas religiosas, o en un sonido como pudieran ser "los mantras", de nuevo solo reemplazas una muleta por otra. Aunque te ayuda a controlar emociones y no exteriorizarlas que es parte de esta meta, no las sacas y las mandas al fondo de tu inconsciente (que ni tan inconsciente, cuando empiezas a entenderlo).
En la meditación vipassana, lo primero que te piden es observar como entra el aire por tus fosas nasales, ya sea solo por una, otra o por las dos. No debes tratar de cambiar tu respiración natural sin importar si es rápida, ruidosa, etc. o al contrario, lenta, silenciosa. Con esto comienzas a concentrarte sin ningún sonido o imagen. Así que a partir de solo respirar, van dándote instrucciones para avanzar en el control y observación de lo que te sucederá física y mentalmente. Créanme que suceden muchas cosas que si no fuera por este método que te aísla del ruido, el mundo y todo, no apreciaríamos en su gran magnitud.
Así que a partir del segundo día, empiezas a observar sensaciones corporales que pueden ser placenteras o no, pero que tú no debes tratar de evitar. Esto es porque inmediatamente te pone en contacto con la realidad que en la mayoría de las veces no podemos evitar ni cambiar.
No se trata de matar el enojo o cualquier pensamiento o sensación destructiva o negativa que experimentas. Al contrario, se trata de enfrentarla y dejarla pasar suavemente como lo haría la naturaleza. Ya que es otra de las cosas de las que te vas haciendo consciente, que somos solo parte de ésta, "La Naturaleza" y que como ésta, cada momento que vivimos es nuevo e irrepetible.
Entonces cuando te encuentras tratando de concentrarte en lo que se te pide, te das cuenta la poca concentración que tenemos la mayoría de las personas.
A mi particularmente, se me venían a la mente toda clase de cosas. Cosas que pasaron, personas que quiero, que no veo, que extraño, además de los típicos problemas de como y que harás con tu futuro, perdiendo mucho de lo que es el presente.
Pero entonces haciendo esto día a día, sin saber como, empiezas a tener más sensibilidad en el cuerpo y en todo tu ser, incluso durante las horas en que no meditábamos. En los ratos libres, pasó mi vida entera frente a mi!. No es nada fácil convivir con uno mismo tan consciente de ello y sin poder comentarlo con nadie. Así que comencé a observar la naturaleza y todo lo que me rodeaba con escrutinio y dejando fluir todo.
El lugar esta rodeado de vegetación y parece muy grande, pero cuando comienzas a caminarlo, muy pronto te das cuenta de que es chico, pero no por eso faltan cosas que observar. Aquí comencé a tratar de sacar beneficio de todo. Por el terreno de este lugar corren unos canales limpios y llenos de vida animal y aunque iba en chanclas me animé a meterme entre las hierbas, aunque fui mordida varias veces por hormigas arrieras. Las desgraciadas no se soltaban de mi piel con solo un empujón, así que tenia que desprenderlas con los dedos y desde luego tratar de no matarlas. Este fue otro de los compromisos: no matar ningún ser vivo y esto incluye hormigas (que aparecían por todos lados) y moscos que a todos nos picaron, pero que para mi suerte no soy de su preferencia cuando hay otras personas.
En estos canales con tantos días que observar lo mismo (que en la realidad nunca nada es lo mismo), pude ver los enormes botones de las flores de loto flotando sobre sus aguas y florecer días después. Inmensas flores color rosa que eran todo un deleite a la vista. Las ranas saltando y haciendo unos ruidos encantadores que se juntaban con tantos otros que hacían otros bichos y que variaban mucho según la hora del día.
Continuará....
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